No sé si alguna vez os ha pasado cuando habéis visto esos molinos gigantes (aerogeneradores) en los campos de España que habéis pensado “menudo trasto”. A mí sí. Por eso me quedé muy sorprendida hace unos días cuando leí en el Anuario Eólico de la AEE, que el sector de la energía eólica tiene una serie de prioridades en la Economía Circular. 

Con el objetivo de conseguir una reciclabilidad o reutilización de la totalidad de las máquinas, el sector eólico trabaja en el desarrollo de soluciones que permiten avanzar hacia el aprovechamiento completo de los componentes de un aerogenerador, siendo los materiales compuestos, de los que están fundamentalmente fabricadas las palas, una de las principales líneas de investigación dentro del sector. 

Lo más lógico será, en primer lugar, evitar la generación de residuos, algo que deberemos tener en cuenta durante el diseño de la pala. Se puede conseguir la reducción del material utilizado en la fabricación, el aumento en la eficiencia de los productos fabricados o la sustitución de materiales tóxicos o difíciles de reciclar por otros más ecológicos. 

Además, los equipos desmantelados o las palas se pueden reutilizar, reaprovechándolos para su instalación en otros parques eólicos, o como repuestos; también reaprovechando las palas para otros usos o en otros generadores. 

Es curioso que en cada cosa que vemos o con la que nos chocamos en nuestro día a día, podemos pensar ¿estamos haciéndolo bien? Y muchas veces hay personas detrás, cuidando de pequeños detalles que consiguen grandes cambios. 

En RAVEN apoyamos la Economía Circular y ponemos nuestros modelos de Machine Learning al servicio de las empresas para predecir mejor y optimizar procesos. 

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